organico y geometrico en arquitectura
Fundamentalismo geométrico
Los profesionales de la arquitectura y el urbanismo del siglo XX han adoptado una filosofía de diseño en cuanto a las formas geométricas, que puede ser vista como dogmática. Los diseñadores post-industriales aplicaron a propósito abstracciones geométricas al ambiente construido, las cuales han eliminado efectivamente las antiguas tradiciones de diseño y construcción, y con ellas la red vital de cultura urbana en la sociedad. La introducción de tales abstracciones a principio de siglo veinte tuvo consecuencias catastróficas para el tejido urbano de nuestras ciudades, y para las cualidades humanas de los edificios. Por medio de la identificación de la esencia matemática de aquellas creencias, es posible comprender la extensión del daño hecho, y sentar las bases para una mejor arquitectura en el futuro.
El fundamentalismo geométrico es definido como la apropiación indebida de formas geométricamente simples como una tipología esencial para el ambiente construido. Esto influencia no solo a un nivel de gran escala (por ejemplo en el trazado de una trama urbana y los volúmenes generales construidos), sino que determina los detalles de nuestro ambiente de todos los días en un grado increíble. Los rascacielos enormes, sin siquiera tomar en cuenta su forma, son una expresión de fundamentalismo geométrico debido a su escala inhumana. Esto es muy problemático debido a que por lo general se elimina las escalas más pequeñas.
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La Casa Milà, llamada popularmente La Pedrera («cantera» en catalán), es un edificio modernistanota 1 obra del arquitecto Antoni Gaudí, construido entre los años 1906 y 1910 en el distrito del Ensanche de Barcelona, en el número 92 del paseo de Gracia.2 La casa fue edificada por encargo del matrimonio Pere Milà i Camps y Roser Segimon i Artells, y Gaudí contó con la colaboración de sus ayudantes Josep Maria Jujol, Domènec Sugrañes, Francesc Quintana, Jaume Bayó i Font, Joan Rubió, Enrique Nieto y Josep Canaleta, así como del constructor Josep Bayó i Font, que había trabajado con Gaudí en la Casa Batlló.3 Desde su apertura al público en 1987 ha recibido más de 20 millones de visitas (un millón cada año aproximadamente), convirtiéndola en uno de los diez lugares más visitados de Barcelona.4
La Casa Milà es un reflejo de la plenitud artística de Gaudí: pertenece a su etapa naturalista (primera década del siglo XX), periodo en que el arquitecto perfecciona su estilo personal, inspirándose en las formas orgánicas de la naturaleza, para lo que puso en práctica toda una serie de nuevas soluciones estructurales originadas en los profundos análisis efectuados por Gaudí de la geometría reglada. A ello añade el artista catalán una gran libertad creativa y una imaginativa creación ornamental: partiendo de cierto barroquismo sus obras adquieren gran riqueza estructural, de formas y volúmenes desprovistos de rigidez racionalista o de cualquier premisa clásica.5
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